Nuestra querida clase de ética…un aula normal con los veinti pocos alumnos que en el resto de las clases pero… ¿por qué esta clase no es como las demás?
El primer día cuando vi entrar al profesor, tan arreglado como es su costumbre, sentí que la asignatura sería como otra cualquiera, aburrida y con un horario (a pesar de que solo sea una hora) interminable, ahora debo admitir que me equivocaba.
La hora se hace demasiado corta, como mínimo debería haber dos horas semanales, ya que las hay de religión ¿por qué no de ética? Creo que muchos de nosotros preferiríamos tener dos horas de ética y solo una de religión, no es porque religión no me guste sino porque ética es la primera clase que se me hace amena semana tras semana, en la que tengo asegurado la risa que hace que te apetezca quedarte un poco más.
La forma de cómo da clases el profesor me gusta, ya que primero dicta y luego te lo explica con buenos ejemplos y mitos, siempre aprendes algo nuevo.
Y claro a la clase le tienes que añadir la frase que al igual que su traje ya es un icono en él.
En esta clase podemos decir nuestras opiniones, aunque a veces sean un poco incoherentes, eso le hace ganar puntos a la asignatura para encontrar un lugar entre una de las mejores.
Aunque parezca que estoy haciendo un poco la pelota no es así, sino ya habría puesto que el profesor de ética es nuestro héroe como él dice, seamos sinceros, no es un héroe, pero si una persona de la que se puede tomar ejemplo.
Esta es mi pequeña crítica, como se ve todo es bueno, porque la verdad en esa clase no hay nada malo excepto las pocas clases que hay.
PD: espero que tenga el dibujo que le hicimos colgado en la nevera como nos dijo.
